La honestidad es a la comunicación lo que la multiplicación es al cálculo. Si no puedes ser honeste, no te puedes comunicar. La honestidad es el mínimo, no el máximo; la comunicación va más allá de la honestidad. - Jenna Medaris “La comunicación es la regla #1 de una relación poliamor”. Es algo que se escucha con tanta frecuencia en la comunidad poli que se ha vuelto un mantra. Y con razón; se podría argumentar que la comunicación es el mejor indicador de salud en cualquier relación romántica, monógama o poliamorosa. Una relación a la cual le falta buena comunicación está construida en cimientos fundamentalmente errados, y una relación cuyos miembros no poseen buenas habilidades comunicativas es una relación que tiene problemas desde el principio. Poca gente habla realmente sobre cómo construir una buena comunicación, y eso es desafortunado, porque una buena comunicación es más complejo de lo que suena. Requiere más que abrir la boca y empezar a decir lo que está en tu mente. La comunicación efectiva comienza por comprender lo que está en tu mente, particularmente si estás tratando de resolver un problema. No es suficiente decir: “Me siento incómode con esto” o “Esto me está molestando” o “No quiero que hagas esto”; la comunicación real requiere comprender qué hay en la raíz de esos sentimientos y deseos. Ahora, espera, ¡listillo! Si yo estoy sintiendo algo, ¡debería poder decirlo sin toda esta basura del análisis! Por supuesto. Pero una vez que has dicho lo que está en tu mente, ¿qué viene después? Hay gente que piensa que acaba ahí. “He dicho lo que tengo que decir, ahora depende de mi amor comportarse de acuerdo a ello”. Eso no es comunicación; de hecho, eso cierra la puerta a la comunicación porque no le da a tu amor ningún camino para continuar, más allá de hacer lo que sea que tú quieres que haga.
La comunicación es sobre aumentar la comprensión. Si simplemente dices: “Así es como me siento” y lo dejas ahí, esa conversación se acaba, y no estás realmente incrementando el entendimiento, porque tu amor aun no tiene ni idea de por qué. Espera. He dicho cómo me siento y lo que quiero que haga mi amor. ¿A quién le importa por qué? A ti te debería importar, para empezar. Comencemos por lo más obvio: si tu amor no entiende por qué te sientes como lo haces, puede que acabe violando el espíritu de las reglas sin romper la carta, porque no entiende lo que las reglas deben hacer. Pero retrocedamos un poco. Va más allá de experimentar simplemente una emoción que no te gusta y después dejar saber sobre ella a tu amor para que pueda dejar de hacer lo que sea que conduce a tu emoción. Si tú no entiendes por qué te sientes como lo haces, puede que no seas capaz de tomar las riendas sobre lo que puede cambiar esas emociones. Puede parecer obvio a primera vista: “Me pongo celose cuando mi amor lleva a otra persona a mi restaurante favorito, así que si mi amor deja de llevar a gente ahí, ya no me pondré celose”. Pero las emociones son cosas engañosos, complicadas y la acción que dispara un sentimiento puede no estar tan directamente conectada con él como piensas. Puede ocurrir que te encuentres sintiendo celos incluso si tu amor promete no llevar nunca más a nadie a ese restaurante, y lo único que sucede es que ahora esos sentimientos son disparados por otra cosa. Si no entiendes tu emociones, es bastante difícil decir con certeza lo que tú o nadie más puede hacer para atenderlos. De hecho, como iba a decir, a menudo la raíz de los sentimientos y reacciones emocionales no son para nada obvios, y si no entiendes el problema, es muy complicado encontrar una solución con una oportunidad real de éxito. ¿Me estás diciendo que ni siquiera sé lo que siento? No, digo que si no haces un esfuerzo activo por entender tus emociones no sabrás por qué estás sintiendo lo que sientes. Y si no sabes por qué lo sientes se vuelve bastante complicado tener un diálogo con tu amor sobre ello, y más difícil aun llegar a un plan de acción basado en ello. Resolver problemas es mucho más sencillo si tu amor entiende lo que pasa por tu cabeza, lo cual es mucho más sencillo si tú entiendes lo que pasa por tu cabeza. De hecho, puede ser que si tú y tu amor tengáis ambos una idea clara sobre por qué sientes lo que sientes, encontréis una solución mejor que la más obvia. De acuerdo. Si estoy hablando honestamente con mi amor estoy a salvo. Curioso que menciones la honestidad. Es otra de esas cosas que resulta más complicada de lo que suena. La honestidad, como la comprensión, comienza por ti. Para poder ser honeste con otra persona primero debes serlo contigo, y esa parte significa reconocer y admitir la realidad de quien eres y la realidad de la situación. Esto es cierto para todo, pero especialmente cierto en situaciones muy complejas como relaciones mono/poli. Por ejemplo, si una persona tiene en la parte trasera de su mente que es monógame, quiere una relación monógama y que si hace las cosas suficientemente complicadas para su amor este dejará todo eso de ser poli, pero no se ha admitido a sí misma que eso es lo que está haciendo, cualquier esfuerzo por tener una comunicación se debilita. Esta persona puede creer que está hablando de forma abierta y sincera con su amor, pero debido a que no se ha admitido a ella misma lo que ocurre, no está siendo honesta con su amor tampoco. Antes de que digas que estoy atacando injustamente a la persona monógama, otro ejemplo sería si una persona poliamor está buscando múltiples relaciones porque tiene un profundo pero sutil miedo al compromiso o la vulnerabilidad y así, es llevada a evitar intimidades incómodas empezando nuevas relaciones una y otra vez. Entonces, esa persona no será capaz de comunicar honestamente a ninguno de sus amores lo que desea o cuáles son sus metas en una relación, porque no se lo ha admitido a sí misma. Y mientras estamos en el tema, unas breves palabras sobre la honestidad y las mentiras: Una mentira es cualquier intento consciente y deliberado de engañar o confundir. Mucha gente encontrará todo tipo de maneras de justificar la mentira, especialmente la mentira indirecta: “Oh, no le he contado sobre esto o lo otro porque no preguntó”, o “No he dicho nada que sea técnicamente falso, así que no he mentido”. Un buen mentirose dice mentiras que son casi todo verdad, un maestre mentirose puede mentir sin decir una sola falsedad. Considera este ejemplo. Si le digo a alguien: “Estaré en tu casa a las 2” y a la 1:45 me golpea un bus, no he mentido. No llegué a las 2, pero no era mi intención engañar a esa persona. Si, en cambio, estoy incumpliendo un acuerdo al no mencionar sobre un nuevo amor a quien veo en la oficina y me preguntan: “¿Te has acostado con alguien hoy?” y respondo: “Estuve todo el día en la oficina”, he mentido. Di una respuesta calculada para confundir a mi amor hacia la conclusión errónea. OK, entonces… He mirado dentro de mi, entiendo lo que estoy sintiendo, entiendo la realidad de mi situación y no voy a mentir, directa o indirectamente. ¿Ahora estoy a salvo? Todavía es más complicado. ¿Huh? Pero si me entiendo, entiendo lo que tengo que decir y voy a ser honeste, ¡solo tengo que decirlo! Tu amor tiene que entenderlo, lo cual es más que un asunto de hablar el mismo idioma. Recuerda, tu amor no tiene forma de meterse detrás de tus ojos y ver el mundo como tú lo haces; tu realidad emocional es solo una abstracción para tu amor, y todo lo que sabe viene solo de lo que tu le dices. De hecho, dos personas pueden tener realidades emocionales radicalmente diferentes y unir esa brecha no es sencillo. Así que asumamos que eres honeste, te conoces y eres sincere sobre todo el asunto de la comunicación. Aún hay muchas cosas que pueden pasar, y cosas que debes tener en cuenta:
Traducción realizada por Poliamor Bogotá del escrito: Communication in Relationships - More than Two |
CATEGORÍAS........................
Todo
..................AutorÍAPoliamor Bogotá no se atribuye la autoría de lo aquí publicado. |