El sábado 20 de octubre de 2018 nos reunimos cerca de 50 personas para compartir nuestras experiencias, dudas y perspectivas alrededor de tres conceptos esenciales para mantener relaciones interpersonales: apego, dependencia y potestad. Pensamos en cómo afecta la potestad a la idea de exclusividad y dialogamos la utilidad de conocer los tipos de apego afectivo que plantea la psicología. Antes de iniciar el taller presentamos la misión, visión y valores de Poliamor Bogotá; así como a las personas que hacen posible estos encuentros. Como siempre, cada mesa comenzó dando un breve espacio para que les asistentes se conocieran entre sí.
Mediante las siguientes preguntas, les moderadores fueron guiando un diálogo orientado a construir un significado común para estos conceptos: 1. ¿Qué es el apego? ¿Qué es el desapego? ¿En qué se diferencia de la dependencia? Como términos que son usados de manera cotidiana, el apego y la dependencia son percibidos de formas contradictorias. A veces contienen alguna connotación negativa y otras veces insinúan nociones más positivas. Incluso, en ocasiones se utilizan como sinónimos. Entre las concepciones negativas, les participantes relacionaron el apego con palabras como: malestar, baja autoestima, miedo y la incapacidad de convivir con la soledad o de ‘soltar’ a quien es sujeto de nuestro amor. Algunas personas ven el apego como una de las razones por las que dejamos de buscar nuevas relaciones, cuando sentimos que otra persona es de nuestra propiedad; y está directamente relacionado con los mitos del amor romántico. En palabras de un participante: «Experimentamos apego cuando ponemos el cuidado del otre por encima del autocuidado». No obstante, también se entiende el apego como una necesidad social por construir relaciones, como una costumbre o rutina a la hora de interactuar en la intimidad, y como consecuencia del deseo que sentimos por el otro. Hubo grupos que conversaron alrededor de la relación entre el apego y el proceso de enamoramiento, el interés erótico y la compatibilidad. En un grupo se comentó el apego según la filosofía budista, desde donde es visto como parte de nuestra búsqueda del placer. Por otro lado, la dependencia se entendió desde una óptica más negativa, como un fenómeno que se presenta cuando las necesidades personales son en gran medida satisfechas por otra persona; pero también como un instinto de supervivencia. En ciertos grupos se entendió la dependencia como una progresión negativa del apego. Si bien para algunes no hay diferencia entre el apego y la dependencia, el acuerdo general al que se llegó alrededor del apego es que no necesariamente debe tener una connotación negativa. Se consideró que es un término que se puede resignificar de formas positivas y que puede experimentarse sanamente. En cuanto a su relación directa con el poliamor, comentamos que se puede sentir apego a la idea de querer mantener múltiples relaciones y equilibrar la situación con una relación estable que ya mantiene otros vínculos. Una relación con entidad de pareja otorga cierta seguridad que genera dependencia, especialmente cuando otras relaciones cambian o se percibe que “fallan”. También, los celos y especialmente la idea de competencia que nace de la percepción de escasez y carencia, están más presentes en relaciones con una alta (co)dependencia. Notas de Poliamor Bogotá: Reafirmando la importancia del significado con que se usan las palabras de manera cotidiana, desde el colective nos parece relevante aportar las definiciones académicas de las siguientes cuatro, para ofrecer claridad sobre este tema tan poco tratado desde la no-monogamia consensual. Son interpretaciones de Wikipedia -algunas de la versión en inglés. Apego: un instinto biológico en el cual se busca la proximia a una figura de cuidado cuando sentimos amenaza o incomodidad. Dependencia: es la incapacidad funcional para el desarrollo de actividades de la vida diaria y para requerir ayuda para su realización. Les bebés y las personas enfermas son personas dependientes. Co-dependencia: se refiere a una relación disfuncional en la que una persona manifiesta una preocupación excesiva por alguien más. Su sentido de identidad está atado a la aprobación de esa otra persona y en ocasiones permite o perpetúa (no siempre de forma intencional) las dificultades del otre. Interdependencia: es la acción de ser dependiente, responsable y de compartir un conjunto común de principios con otres. Representa la necesidad social entre unas personas y otras por ser animales gregarios. 2. ¿Las personas que nos identificamos como poliamor experimentamos el apego de forma diferente a las personas que se identifican con la monogamia? Hay aspectos comunes en las relaciones monógamas y las relaciones no-monógamas consensuales, como la comunicación. Sin embargo, en la monogamia tradicional la comunicación está plagada de suposiciones y un guión pre-establecido. En el poliamor, los acuerdos se explicitan y se establece una cultura del cuidado recíproco, totalmente casuística. En el poliamor, «el título de la relación no va a determinar el tipo de apego que se genere». Por ejemplo, existe dolor ante la pérdida de vínculos que en la monogamia son invisibles o no existen (como las amistades románticas). Se dan diferentes tipos de apego, dependiendo del tipo de vínculo o relación. En las relaciones con entidad de pareja, el manejo del apego lo facilitan los acuerdos. No hay que olvidar que en el poliamor también existe la (co)dependencia. 3. ¿Qué entendemos por potestad? ¿Cómo se relaciona la potestad con la dependencia? ¿Cómo se genera la potestad exclusividad en las relaciones? En los debates que hubo en cada una de las mesas identificamos las siguientes temáticas comunes alrededor del concepto de potestad:
Como hemos visto en los últimos puntos, la potestad se refiere al hecho de sentirse con el derecho de decidir y saber sobre la otra persona, y está ligada a la imagen social que proyecta en conjunto la pareja. Por ello, hay una línea delgada entre la empatía que se siente por una persona que se ve afectada por mis actos y los roles autoritarios que estamos habituades a reproducir según la relación que tuvimos con nuestros padres / madres. 4. ¿Cómo podemos evitar caer en la potestad de forma automática? ¿Cómo podemos evitar o eliminar estas exclusividades? La idea en esta pregunta fue indagar por qué en las relaciones sexo-afectivas es necesario pactar, a diferencia de una amistad o una relación familiar -por ejemplo- la no exclusividad. Esa necesidad surge de la potestad que creemos tener sobre el otre en ciertos tipos de relaciones. El conocimiento personal es crucial. El auto-conocimiento y la paz interior son esenciales a la hora de crear herramientas para que las relaciones sean nutritivas, sin que se perciba como requisito el tener que resolver todas las necesidades mutuas. Trabajar en el amor propio es una forma de descolonizar los afectos. La comunicación debe ser permanente y honesta. Un ejercicio de deconstrucción de la relación de poder. Se debe estimular la conciencia del privilegio para evitar la violencia o que esa ventaja se traslade al interior de los vínculos afectivos. Visibilizar que mantenemos un modelo alternativo de relación evita que se propaguen modelos de exclusividad que no se ajustan a las expectativas de una relación no-monógama consensuada. Cuestionando y repensando el amor, deconstruyendo la forma normativa de relacionarnos podemos evitar caer de forma automática en la exclusividad. Asimismo, nos blindamos de caer en la exclusividad automática al identificar, reconocer y negociar límites y necesidades con el fin de construir acuerdos que tengan en cuenta la individualidad propia y de los demás. Además de lo anterior, es importante estar atentes de no caer en el individualismo, no olvidar la empatía por el otre. La potestad ratifica desigualdades de género, de raza, de clase, etc. Ganamos mucho cuando logramos cuestionarnos este tipo de territorios. Un ejercicio importante es recordar que no hay terrenos asignados ni tareas automáticas. La potestad parece ser algo líquido, a veces la tengo yo y otras el otre. Hay que tomar conciencia sobre lo que se afecta si la persona de la “dependemos” desaparece (enferma o nos deja).
Por último, compartimos los cuatro tipos de apego adulto que la psicología ha estudiado. En este artículo de nuestra página web pueden leer el texto que socializamos ese día. Se planteó a les participantes la posibilidad de buscar entre los tipos de apego con cuál se identificaban más. Sin embargo, se recordó que todas las etiquetas deben servir exclusivamente como herramientas para entendernos mejor, nunca como cajones que nos aprisionen. Las siguientes fueron algunas de las ideas que surgieron de la lectura:
Y terminamos con una reflexión: «¿Soy capaz de cerrar puertas sin sentirme mal?» Empleando la metáfora de una moderadora, podemos imaginar que cada vínculo emocional en el poliamor es una puerta. Puertas que dan a espacios seguros y de intimidad. «¿Puedo abrir esta puerta sin sentir miedo?». ¡Muchas gracias! Este texto sobre apego y dependencia es único en la literatura poliamor, y fue posible solamente gracias a su participación. |
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