Marcela
Compartir cuidados, amor y dedicación más allá de la cama. Así describiría mi experiencia actual con el poliamor. Por muchos años viví lejos de mis amores sexo-afectivos más significativos. Yo defino “significativo” como la disposición de abrir la puerta a múltiples escenarios de mi vida, es decir, compartir con una persona mis espacios familiares, mis finanzas, facilitar lazos afectivos de esa persona con mis amistades previas, invitarle a espacios con mis colegas de trabajo, etc. Amar de lejos me hizo aprender a combinar esas relaciones con múltiples vínculos que vivían en la misma ciudad y con quienes compartía cotidianidad: parejo de baile, amantes de las bicicletas con quienes salía a rodar frecuentemente, una familia de amigos, un confidente con quien iba a cine y a piscina, entre otras personas que configuraron mi mundo de maneras diversas y significativas. Si había o no sexo con estas personas no era la pregunta principal, sino que más bien se trataba de cómo organizaba mi tiempo para querernos y acompañarnos. Se puede decir que las relaciones a distancia que iniciaron todo este asunto solo se terminaron parcialmente; pues a pesar de que no sostengo relaciones sexuales con ellos, seguimos muy presentes en la vida del otro, nos aconsejamos en lo laboral, lo financiero y hasta en lo amoroso. Además, las familias tienen siempre los brazos abiertos para recibir “al ex” en cualquier reunión. Para cuando encontré mi tribu poliamorosa (por llamarle de alguna manera al colective Poliamor Bogotá) pude dotar de nombres y herramientas varias de mis conductas y creencias, lo que profundizó muchísimo la experiencia. Ahora mismo hay dos hombres cercanos a mi cama, y digo cercanos porque no es que tenga con ellos citas marcadas ciertos días para tener sexo, de hecho a veces pasan varias semanas sin que vea desnudo a ninguno de los dos. También hay una mujer a la que quiero muchísimo que pasa por mi cama pocas veces al año, pero incluso cuando la conexión física no es protagonista, estas personas nunca salen de mis afectos. En este momento de mi vida estoy participando en proyectos comunitarios y artísticos que me llenan mucho y también demandan mucho de mí, y esto se suma a que me hace mucha falta tener espacios de soledad, así los momentos de presencia con mis amores son limitados. No anhelo casarme, la convivencia con un amor no está descartada, pero no es lo que busco por ahora. No me gustaría parir, pero la co-crianza me resulta llamativa. En pocas palabras, sí que me interesa cumplir la profecía de “vivieron felices para siempre” pero la foto que cristalizaría esa escena tendría ex-parejas, amigos y amigas de décadas, el colective de Poliamor Bogotá, personas que están pasando por cama en ese momento y las comunidades enteras con las que trabajo. Mi cuidado, mi bienestar y mi sentido de propósito les necesita. Mi cama, a veces sí y a veces no. Joe Lo primero que voy a decir al respecto puede confundir a muchos. Yo experimento el poliamor en este momento estando SOLTERO. Y suena confuso quizás porque asociamos el poliamor con la multiplicidad de parejas amorosas y sexuales pero, en mi experiencia personal, el poliamor se vive desde la amistad, desde la compañía y la complicidad. Para mí el poliamor ha sido más una forma de entender el cómo y el por qué me relaciono con las personas. En este momento no hay una persona fija a la que dedicar la mayor parte de mi tiempo, afecto y atención; pero sí que hay personas que considero que amo con locura. Mi mejor amiga en el trabajo, a la que cuido en sus dietas y con la que comparto historias, recetas y risas, el hombre que es para mí más cercano que un hermano y me ha vuelto parte de su familia hasta el punto de no escatimar tiempos y cuidados hacia mí, ex parejas que se quedan a dormir una que otra noche, personas nuevas que se han ido acercando buscando -más que sólo sexo- una conexión profunda de experimentación y confianza casi absoluta, amigos muy cercanos con los que comparto cama sin ninguna intención más allá del sentirnos acompañados y compañeros de grupos de paganismo a los que he visto desnudos muchas veces en ceremonias y por los que he aprendido a sentir un profundo respeto casi solemne. Como ven, para mí el poliamor no se limita a relaciones de pareja y expresiones sexuales, para mí el poliamor es una forma de unir personas, de conectarme en redes de cuidados, de recibir y dar afecto, atención, intimidad y confianza de nuevas maneras. Es una forma de cruzar caminos con honestidad y sin miedo a ser, experimentar y amar. Alba Me describo con frecuencia como anarquista relacional. Aunque creo que es importante ver más allá de las etiquetas. Actualmente tengo un vínculo sexo-afectivo no exclusivo desde hace algún tiempo. Prefiero que nuestra relación crezca a lo ancho y no a lo alto. Es decir, que investiguemos los espacios (emocionales o físicos) que compartimos, ayudándonos a ser mejores juntes. No siento la necesidad de subir la escalera relacional hacia una co-crianza o una cohabitación. Y ya estoy casada con otra persona, así que eso está fuera de la ecuación. Las relaciones que enmarco en la categoría de amistad son fundamentales para mí e intento dedicarles al menos un espacio a la semana a las más cercanas. Un almuerzo o una llamada nos sirve a ambas para cuidarnos. Convivo con mi madre, una persona que es como mi hermana -aunque hayamos nacido en países distintos- y dos perros. Son mi familia nuclear. Compartimos almuerzos y festivos, además de una experiencia de años en la gestión de nuestra convivencia. Algunas de las personas que más quiero están al otro lado del charco, y por más que pasen los años siguen siendo una parte fundamental de mi constelación. Gracias al activismo y otras ideas poco convencionales, he construido una nueva comunidad aquí y allí que cada vez refleja mejor mis ideales. Desde Israel, Francia y España hasta Colombia, no todos mis vínculos encajan en una categoría concreta. Sus necesidades y las mías cambian con frecuencia, modificando la intensidad y la forma en la que nos relacionamos. El nuevo paradigma que plantea el poliamor -o las relaciones no exclusivas- me ha permitido flexibilizar mis expectativas y cuidar relaciones que de otra manera hubiera puesto en segundo plano. Todo esto, cuestionando continuamente las dinámicas de poder y discriminación que se cuelan desde el imaginario colectivo al individual. Mi respuesta a la pregunta “¿cuántas relaciones tienes?” es TODAS. Todas mis relaciones son poliamorosas. Desde que cambié mi paradigma a un enfoque de honestidad, consenso y responsabilidad afectiva me habré equivocado y lo seguiré haciendo muchas veces. Pero intento que cada interacción (con mi jefe, con quien me atiende en el restaurante, con quien meto en mi cama) se entable desde los principios que plantea el poliamor. Las vivencias de Juan Pablo, Cecilia, Sebas y Florencia (creadores de Relaciones Abiertas).
"Relaciones abiertas": en la mente de las parejas que le dijeron adiós a la monogamia. Si quieren conocer más historias sobre esta familia poliafectiva, ¡síganles! La historia de Becca y Rob. Con un montón de experiencias interesantes sobre conocer metamores, convivencia, celos, comunicación y crianza. Mantengo una relación poliamorosa con mi novio y su novia. Una polícula es simplemente un nombre bonito para describir una red de personas conectadas a través de sus parejas en una relación poliamorosa. La experiencia de una mujer feminista de Ciudad de México descubriendo el poliamor.
Así ha sido mi experiencia en una relación poliamorosa. El poliamor no era algo que mis padres entendieran. Mis abuelos me dijeron que estaban “sumamente preocupados. A veces a mí me daban celos y a veces le daban celos a Luke. Discutíamos nuestros celos en profundidad y después nos sentíamos más cercanos. Le voy a decir la verdad y que si esa verdad es dolorosa voy a dejar de hacer lo que estaba haciendo para estar con él hasta que se sienta mejor.
Desde Relaciones Abiertas nos invitan a participar en su mapa de relaciones poliamor.
¿Cómo? Hay que ir a este enlace: Polimapa Allí podemos incluir nuestras experiencias y hacer parte de la inmensa red de personas que practicamos la no-monogamia consensuada. |
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