El sábado 27 de enero fue nuestro primer evento del año 2018. Nos reunimos para conversar sobre uno de los temas más esperados por la comunidad poliamor: los celos. Exploramos las situaciones que nos producen la emoción difícil llamada comúnmente "celos" y deconstruimos lo que significa ese sentimiento. Además, indagamos en las formas individuales y colectivas de resolver estas emociones subyacentes y sus detonantes. Fue tal el interés y tan grande la acogida que, por primera vez en la historia de Poliamor Bogotá, decidimos repetir el taller exactamente y con la misma dinámica. Fue el viernes 9 de febrero del 2018, como siempre, en el hogar que nos acoge siempre con tanto cariño: La Redada Miscelánea Cultural. En ambas ocasiones nos acompañaron más de 80 personas, por lo que en total fuimos más de 160 polis quienes participamos en la décima edición de los Poli-tintos. Antes de comenzar, recordamos nuestra misión, visión y valores. Presentando a las personas que hacen posible Poliamor Bogotá. Pueden conocer más sobre este colective en la sección de ‘Información’ de Facebook, o en la sección NOSOTRES de la web. Así mismo, se hizo énfasis en las guías básicas de comportamiento; que construyen espacios seguros e inclusivos.Cada una de las 6 mesas se dedica al diálogo grupal, guiadas por un moderador:Empezamos, por supuesto, con unas breves presentaciones en cada grupo de 10-12 personas para romper el hielo. * * * La primera parte del taller tuvo el objetivo de compartir las distintas maneras de pensar y diferentes formas de actuar que tenemos ante eso que llamamos “celos”.Dado que cada quien tiene su propia interpretación de lo que son o lo que no son los “celos”, hablar acerca de ellos puede resultar retador. Por ello, decidimos dar inicio a la conversación a partir de tres preguntas básicas que nos permitieran desvelar el imaginario colectivo que se tiene sobre el tema: 1. ¿Qué son los celos? Muchas personas relacionamos los “celos” directamente con alguna forma de abuso en las relaciones, como la manipulación, la agresión y la violencia. Otros términos que recopilamos tenían más que ver con nuestro mundo interior como, por ejemplo, la angustia, la envidia, el ego, las inseguridades, la vergüenza, el enojo, la frustración, el desespero, la rabia, la ira, el miedo, el desencanto, el orgullo, la desconfianza, el apego, la ansiedad y la intranquilidad. Asimismo, reconocimos que, en ciertas ocasiones, experimentamos sensaciones físicas relacionadas a los “celos”, como sudoraciones, vértigo, náuseas, tensión en los músculos de la garganta (o ‘nudo en la garganta’), taquicardia, retorcijones en el estómago, dificultad para respirar, vacío en la boca del estómago, gastritis, falta de apetito, agrieras, temblores, problemas para conciliar el sueño y sensación de desvanecimiento. De esta manera, pudimos ver que los “celos” son mucho más que una sola emoción y que cada persona puede experimentarlos de maneras diferentes. No obstante, el punto en el que todes estuvimos de acuerdo fue en que, al hablar de celos, en general, estamos hablando de una sensación de malestar físico y/o emocional cuya causa o detonante puede ser tanto una situación real como una situación imaginaria. En muchos casos este malestar va acompañado por pensamientos que, como un círculo vicioso, intensifican la angustia emocional (en la psicología a esta clase de reflexión obsesiva se le conoce como rumiación). El mito Durante esta conversación también surgieron y se abordaron varios debates sobre los “celos” como fenómeno social. Por ejemplo, entender los “celos” como una señal de afecto o cariño es uno de los grandes mitos del amor romántico, que aún está muy arraigado dentro de la creencia popular. Decimos que es un mito porque no es cierto que sentir celos hacia nuestras parejas sea una señal de amor. Al contrario, según lo que ustedes mismes nos contaron, la sensación de “celos” puede reflejar una inseguridad en la relación o una inseguridad propia (ej.: falta de confianza en el otre, sensación de que se está compitiendo con un tercere, temor a estar sole, a ser reemplazade, abandonade o a perder algo que se considera propio). El mito de los celos como señal de afecto también constituye un riesgo para las relaciones porque con él se tienden a justificar acciones encaminadas a restringir la libertad de movimiento y de pensamiento de la otra persona, seguirle, investigarle o incluso agredirle. Además, este mito refuerza la idea de que los celos son algo natural en los seres humanos y que, por tanto, no somos responsables de ellos; esta idea es peligrosa porque nos puede convencer de que no hay necesidad -o peor, de que no hay manera- de transformar nuestras reacciones (nocivas) ante los “celos”. Sin embargo, estamos convencidos de que amar con responsabilidad implica un trabajo intencional de autoconocimiento y transformación constante. (Para leer más sobre otros mitos del amor romántico que hemos trabajado en Poliamor Bogotá, ver: Poli-tintos V: “Más allá del amor romántico”). En todo caso, hay algo esencial que vale la pena resaltar del análisis de los “celos” como fenómeno social: si entendemos los celos como algo que se aprende, es cierto que también los podemos desaprender. En palabras de una de las participantes: “Fuimos programados para sentir celos, pero también tenemos la capacidad para desprogramarnos de ellos. Es como instalar una actualización de un software: se requiere para funcionar mejor”. En síntesis, la creencia de que los celos son una condición para el amor verdadero es el resultado de lo que se nos ha socializado que debería ser el amor en pareja y que está muy relacionado con la idea de ver al otre como propiedad privada. 2. ¿Cuándo fue la última vez que sintieron “celos”? Por razones de privacidad, no relatamos las historias personales que ustedes nos compartieron durante el taller. Sin embargo, sí es importante resaltar que muchas de las historias que escuchamos tuvieron motivos similares, en donde la rumiación juega un rol crucial en la aparición o el mantenimiento de la sensación de los celos. Para dar algunos ejemplos, ustedes nos contaron que los celos suelen aparecer cuando:
3. ¿Qué hicieron con los “celos” en ese momento? En casi todos los grupos contaron una reacción común ante los ‘celos’, que consiste en, como alguno de ustedes lo manifestó: “Saltar a la acción”. Muchos vemos la necesidad inminente de hacer algo mientras estamos en este estado emocional, ya sea hablar con la pareja, hablar con un amigue, o en general, realizar alguna actividad para encontrar validación, para distraerse o para desahogarse. No obstante, en los mismos grupos reconocimos que éste no siempre es el camino más adecuado para todes, porque muchas veces no entendemos ni siquiera qué es lo que estamos sintiendo o cuáles son sus causas o detonantes. Si bien hay quienes sienten la necesidad de comunicarse con otres para, precisamente, entender sus propias emociones, hubo un consenso en la idea de que a todes nos vendría bien construir un espacio para nosotres mismes con el fin de identificar los mecanismos subyacentes que determinan nuestras emociones y descubrir estrategias adecuadas para gestionarlas en cada situación. Cabe aclarar que no abordamos las posibles estrategias necesarias para sobrellevar un estado de crisis emocional, dado la complejidad y las particularidades que conlleva cada caso. En consecuencia, la segunda parte del taller tuvo como propósito construir en conjunto algunas herramientas y estrategias para abordar las emociones, los pensamientos y las reacciones que tenemos ante los “celos” de una forma saludable y que nos funcione según nuestras propias realidades. * * * Un marco para gestionar los celos Como insumo para la co-creación de estrategias en la gestión de los celos, presentamos un marco teórico que resume las opiniones académicas sobre esta la emoción llamada “celos” (pronto en español). Este ejercicio fue esencial para reinterpretar la manera en que pensamos acerca de los “celos” y reconocer de qué manera funciona esta ‘meta-emoción’. Durante la dinámica, y antes de describir cada uno de los factores, les recordamos a los participantes que cada factor puede presentarse en distinto grado: hay personas que tienen todos los factores en gran medida, algunas personas solo tienen algunos de ellos, y algunas personas no tienen ninguno de ellos en absoluto. Como ayuda para identificar qué factor pesa más en nuestras relaciones, incluimos algunas preguntas guías:
Una vez identificamos qué factor o factores inciden más en nuestras vidas, construimos (mentalmente) nuestro propio diagrama de Venn de los “celos”, que representa qué factores deben estar presentes para que se cumpla lo que cada quien considera que constituye una experiencia de “celos”. En este sentido, el diagrama puede estar compuesto por uno o la cantidad que sea de los factores antes mencionados. A continuación, repasamos las experiencias que habíamos compartido en el punto anterior, pero ahora desde la perspectiva de los ocho factores de los “celos”. De este modo, encontramos que muchas personas nos identificamos con unos factores más que con otros y vimos nuestra composición de lo que constituye los “celos” es completamente única. Algunas conclusiones de la discusión:
Por ello, las situaciones que nos hacen sentir “celoses” son particulares para cada persona y pueden cambiar con el tiempo y según las parejas.
En palabras de uno de los moderadores: Los celos nos indican que estamos ante U-O-D-C-N-L-H. Una-Oportunidad-De-Crecimiento-Ni-La-Hijueputa
* * * Para finalizar, al igual que en talleres anteriores, quisimos construir una lista de estrategias individuales y colectivas que podemos utilizar para formar, regular, y transformar nuestras emociones. El objetivo fue crear una lista de herramientas para gestionar las emociones que subyacen a los “celos”, teniendo en cuenta que a cada quien le puede servir algunas más que otras. Entre las estrategias mencionadas, destacan las siguientes:
No sobra decir que esta recopilación fue posible única y exclusivamente gracias a sus valiosísimos aportes y disposición en participar. ¡¡MUCHAS GRACIAS Y MUCHO AMOR! |
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